Kevin Mathys es un perfumista francés cuyas creaciones son profundamente personales, a menudo inspiradas en sus propios recuerdos y encuentros con personas, lugares y culturas.
La aventura de Mathys en la perfumería comenzó con un encuentro casual entre su padre y el legendario perfumista Pierre Bourdon. Reconociendo la pasión de Kevin, Bourdon lo acogió bajo su protección y le brindó una formación intensiva que sentó las bases de sus futuras creaciones.
Sus fragancias no son simples aromas sino narrativas inmersivas que capturan la esencia de las experiencias y los recuerdos, haciendo de cada fragancia un viaje olfativo único.
Entre sus obras notables se encuentra La Luna para Frédéric Malle, una fragancia que evoca el misterio y el encanto de la noche.
Otra creación, Enclave para Amouage, combina menta fresca con ámbar cálido, capturando la dualidad de los paisajes omaníes.
De Mathys Iris Cendré para Naomi Goodsir es una versión ahumada y correosa del iris, que ofrece un toque moderno a una nota clásica.
Su Tabac Rose Para BDK Parfums se combina el tabaco picante con una rosa exuberante, creando una fragancia a la vez atrevida y romántica.
En Bosque de Ascèse Para Naomi Goodsir, Mathys captura el aroma de la madera quemada y el incienso, inspirado en los recuerdos de la diseñadora de su primer taller en una iglesia abandonada.
El proceso creativo de Mathys está marcado por la espontaneidad y la intuición, a veces nacidas de sueños nocturnos que lo llevan corriendo al laboratorio para dar vida a nuevas ideas.
Cree en el poder del olfato como el sentido más directamente vinculado a los recuerdos y las emociones, con el objetivo de crear fragancias que resuenen en un nivel emocional más profundo.
Las fragancias de Kevin Mathys son para quienes buscan profundidad y narrativa en sus aromas. Sus creaciones invitan a quienes las usan a embarcarse en un viaje sensorial, evocando recuerdos y emociones con cada nota.